Se dice que todos nacemos con una misión en la vida, si eso es así, por el año 1943 vino al mundo un niño que llegó a vivir solo hasta los 27 años, este tuvo un papel protagónico en la historia de la música y la cultura rock.
Es así que, del efímero escenario de la existencia humana, como si de una obra teatral se tratase, emergió aquella figura que desafiaba lo convencional y que se permitió danzar con las musas de la inspiración en los mismísimos límites de la genialidad e imaginación.
Así llegó con el paso del tiempo su momento de trascender, lo consiguió al formar el grupo, The Doors, en donde con su música y, su ya formada vida rebelde, pasaron a mostrarse como una las diosas de la psicodelia de los años 60s.
De la mano de la música, Jimm Morrison, escarbaba otros placeres, el arte y la poesía eran para el artista su compañía innata, tal vez de ahí, su presencia magnética en el escenario, misma que adornada con una melena despeinada y atuendo de cuero, razón que, para la época, era un desafío a las normas establecidas. Característica de su personalidad, Jimm no solo cantaba, sino, que declamaba sus letras con la misma intensidad con la que desafiaba la realidad.
No entendemos al día de hoy la razón por la que el mundo deja a la existencia de los vivos sin personajes que pintan los escenarios invisibles, tan necesarios para evitar la locura, así para 1971 abandonó esta estrella de los escenarios rockeros su cuerpo físico; eso sí, dando como último regalo a aquellos que lo escuchen en la posteridad; la magia de su creatividad, última jugada del genio, para que su esencia no pueda ser condenada por la linealidad del tiempo.
Es de esta manera como la poesía escogió al deslumbrante rock&roll como su portavoz, aquello porque por más rockero que haya sido Morrison, fue en la exploración de la dualidad humana en donde vivió siempre; por eso para él resultó tan importante como la luz, la oscuridad, tan necesaria como la vida, la muerte y como el amor, la tragedia.
Sin duda fue un poeta maldito que, gracias a las grabaciones de, The Doors, todavía lo podemos escuchar perdido en el laberinto romántico de los excesos y contradicciones literarias de su obra.
Escrito por: Minobestia
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